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La revitalizante experiencia de concursar

Concurso Sol y Luna Piso 22 WTC

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No existe cosa más revitalizadora para los arquitectos que participar en un concurso. Sin importar si es de arquitectura propiamente, diseño o equipamiento, siempre son instancias que se viven con mucha energía dentro de los equipos de trabajo.

Son eventos emocionantes, cargados de incertidumbres y contratiempos, pero que dejan en la mayor parte de los casos una ola de frescura. Los equipos participantes no solo renuevan energía hacia la interna de los estudios, sino que también tienen la oportunidad de ver su proyecto realizado.

 

Esta es la historia del concurso realizado por el estudio Kimelman Moraes para la adjudicación del diseño, ejecución y desarrollo del equipamiento en los espacios Sol y Luna ubicados en Piso 22 en World Trade Center, Free Zone II, en Montevideo, Uruguay. Era un concurso cerrado y por invitación, el cual ganamos el espacio Luna.

 

Cada concurso tiene sus propias reglas y temáticas por lo que es esencial previamente al acto de proyectar, investigar y analizar los contenidos de las bases. Investigar sobre el tema propuesto, explorar referencias y estudiar atentamente los requisitos específicos son parte de la emoción y la preparación de ese primer encuentro con un encargo ficticio, que trae mucha ilusión de poder ganar.

 

El llamado era una invitación a diseñar, proyectar y ejecutar el mobiliario para el “Espacio Sol” y

“Espacio Luna”, que conformaban dos de los espacios de reunión flexibles, más destacados del proyecto en piso 22, un ámbito cultural y de eventos.

Las bases tenían algunas premisas conceptuales y espaciales que los espacios debían cumplir, mientras el “Espacio Sol” buscaba cierta flexibilidad por tratarse de un espacio plus dentro del proyecto, el “Espacio Luna” pretendía ser un espacio multiprogramático que contuviera actividades de reuniones, así como de ocio, por su proximidad con el auditorio y restaurante.

 

Iniciar en los procesos de diseño puede ser muy desafiante cuando el equipo comienza a aceitarse. El estudio trabajó fuertemente en la generación de ideas que puedan explorar diferentes conceptos y enfoques proyectuales para dar respuesta de manera modular y sistémica a ambos espacios Sol y Luna.

 

Desarrollar una propuesta coherente, atractiva y factible de ser realizada fue nuestro propósito.

Trabajamos fuertemente la estrategia de los complementos como herramienta de proyecto. Un proyecto que nos obligaba a pensar en lógicas evolutivas, de cambio, y que tenían como acto iniciático pensamientos sobre la flexibilidad y la adaptabilidad.

Partiendo de un concepto de unidad absoluta derivamos a pequeños casos o situaciones intermedias posibles de ser proyectadas.

Con un máximo cuidado en la ergonomía, estas piezas meticulosamente proyectadas tenían asociadas una estrategia material noble, apropiada y distinguida.

 

Es así que aparece en nuestra propuesta una cartilla programática con 5 tipos de módulo, que lograban adaptarse no solo a las distintas situaciones mencionadas en las bases, sino que también alterando y uniendo las piezas entre ellas les eran funcionales tanto para el espacio Sol como para el espacio Luna.

Los módulos partían desde un puff, pasando por distintos tipos de asientos, hasta llegar a una barra que permitía un doble uso simultaneo. Mientras que un usuario disfrutaba de la comodidad del asiento, otro utilizaba su respaldo como barra.

Las respuestas materiales fue trabajar con Abedul y tela aquaclean como terminación, escondiendo el total de su estructura a la interna de cada módulo.

 

El espacio Luna fue el adjudicado para nuestra propuesta. Luna, utilizaba las tipologías 4 y 5, y pretendía manifestarse como un ámbito sólido y compacto.

No obstante, se podía identificar desde su conformación modular, la presencia de diferentes situaciones proyectadas: Un tramo más de barra, externo, que atiende las lógicas del restorán, así como el uso de carácter más íntimo en el interior de la figura y La presencia de una pieza puff como comodín que le daban un cierre al diseño.

 

Participar de un concurso ya es una experiencia formativa para el crecimiento personal y profesional, permite establecer conexiones con otros profesionales y recibir retroalimentación valiosa. Y aunque exista una gran recompensa en participar, ganar un concurso y ejecutar tus ideas es parte de una experiencia transformadora.

 

Ivanna Bello